domingo, 27 de noviembre de 2016

ESOPO

(S.VI a.C.) Escritor griego. Uno de los más antiguos géneros de la literatura universal es la fábula, un tipo de relato breve protagonizado por animales personificados cuya finalidad didáctica se explicita en una moraleja final. La Grecia clásica atribuyó a Esopo la invención de este género, hasta muchos siglos después no se dudó de la existencia efectiva de este, señalando además la perfecta antítesis entre las figura: Esopo como retratista de la plebe, de las debilidades humanas bajo aspecto de animales. En ambos casos, numerosas ciudades se disputaron el honor de ser su cuna.

Pocos datos seguros existen sobre la biografía de Esopo, y ya en la época clásica el personaje real se vio rodeado de elementos legendarios, quedando definitivamente cubierto por la ficción y la fantasía cuanto pudo tener de histórico. Ello no ha de llevar forzosamente a refutar su existencia, ya que un historiador de tanto crédito como Herodoto lo describe como un esclavo de un ciudadano de Samos que había vivido en la centuria anterior. Según una tradición muy difundida, Esopo nació en Frigia, aunque hay quien lo hace originario de Tracia, Samos, Egipto o Sardes. Sobre él circuló una gran cantidad de anécdotas e incluso descripciones sobre su físico que se hallan recogidas en la Vida de Esopo, publicada en el siglo XIV al frente de una recopilación de sus fábulas preparada por el monje benedictino Máximo Planudes.

Así, se cuenta que Esopo fue esclavo de un tal Xanto o Janto de Samos, que le dio la libertad. Debido a su gran reputación por su talento para el apólogo, Creso lo llamó a su corte, lo colmó de favores y lo envió después a Delfos para consultar el oráculo y para ofrecer sacrificios en su nombre y distribuir recompensas entre los habitantes de aquella ciudad. Irritado por los fraudes y la codicia de aquel pueblo de sacerdotes, Esopo les dirigió sus sarcasmos y, limitándose a ofrecer a los dioses los sacrificios mandados por Creso, devolvió a este príncipe las riquezas destinadas a los habitantes de Delfos.

Éstos, para vengarse, escondieron entre el equipaje de Esopo una copa de oro consagrada a Apolo, le acusaron de robo sacrílego y le precipitaron desde lo alto de la roca Hiampa. Posteriormente se arrepintieron, y ofrecieron satisfacciones y una indemnización a los descendientes de Esopo que se presentaran a exigirla; el que acudió fue un rico comerciante de Samos, descendiente de aquel a quien Esopo había pertenecido cuando era esclavo. De todo este relato parece histórico que Esopo fue un esclavo y que viajó mucho con su amo, el filósofo Janto; también se concede bastante credibilidad al episodio de su muerte.


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